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De visita al asilo “Dulce Refugio”

Proclamando las buenas nuevas de salvación

De visita al asilo “Dulce Refugio”

Este sábado 7 de mayo, el grupo de jóvenes de Iglesia Shoffar de Mazatenango, acompañados de varios adultos, visitaron el asilo de ancianos “Dulce Refugio” localizado en el municipio de San Gabriel Suchitepéquez.

Luego de varias semanas de recaudar víveres con el pueblo de la Iglesia Shoffar, se logró llevar una bonita ofrenda además de la Palabra de Dios que es lo más importante.

En la prédica estuvo nuestro Hermano Mario Villanueva, quien les habló sobre la Misericordia de Dios, y se oró por los ancianos para que el Espíritu Santo llenaran ese vacío que existe en ellos.

Al finalizar, se ofreció una refacción, se repartieron globos y se convivió con ellos.

Les invitamos amada congregación que participe en la la próxima actividad a realizar será la visita al Hospital Nacional de Mazatenango.

Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
1 Juan 3:17

Porque cuando tuve hambre, ustedes me dieron de comer, cuando tuve sed, me dieron de beber, cuando tuve que salir de mi país, ustedes me recibieron en su casa, cuando no tuve ropa, ustedes me la dieron, cuando estuve enfermo, me visitaron; cuando estuve en la cárcel, ustedes fueron a verme”. – Y los buenos me preguntarán: “Señor ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿Cuándo tuviste sed y te dimos de beber? ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos que ponerte? No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.” – Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mi.”

Mateo 25:35-40 TLA

Testimonio:

No saben la alegría que me dio poder haber ido con ustedes a ese lugar, poder dar un poco de lo mucho que Dios nos ha dado y darnos cuenta de que hay personas neesitadas afuera que necesitan una mano extendida de misericordia.

Gracias a cada uno que fue y que apartó un tiempo especial para estar ahí, no importando cualquier circunstancia, incluso la lluvia. Nuestro gozo fue ver en cada rostro una sonrisa, una palabra de bendición en la boca de ellos hacia nosotros, sabemos que nuestra recompensa está en el cielo.

Linda Herrera

 

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