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El proceso del injerto

Proclamando las buenas nuevas de salvación

El proceso del injerto

Estudio de Pastores
Apóstol Haroldo Herrera

Guatemala, 22 de enero del Año De La Misericordia

En este año de la misericordia, el Señor nos cambiará de dimensión y nos elevará a un nivel superior, pero para que esto suceda es necesario pasar por luchas y pruebas para que podamos experimentar Su misericordia.

Santiago 1:21-22 LBLA Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas. Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.

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Haroldo Herrera, Pastor y Apóstol

El Apóstol Santiago le está hablando a la Iglesia, es decir, a los que han sido salvos y han comenzado el proceso de purificación por el que tenemos que pasar para alcanzar la estatura del Varón perfecto. Este proceso requiere de nosotros el que renunciemos a todo aquello que desagrada al Señor y aborrezcamos toda inmundicia y maldad, esto con el fin de poder recibir la palabra implantada. La palabra que en este verso se traduce como “implantada” en el idioma griego se dice “Emphutos” (G1721); que también significa injertado.

En el ámbito natural, el proceso de injertar una planta dentro de otra, requiere sean llevados varios pasos, que al aplicarlos al ámbito espiritual nos permiten entender cómo debe ser injertada la palabra del Señor en nosotros, veamos: El primer paso es cortar una rama del árbol donde se va a hacer el injerto, luego se hace una incisión donde estará ubicado el injerto. Esto nos habla de que en la planta se debe causar una herida y cuando hay una herida hay dolor; sabemos que la palabra del Señor es la espada que penetra hasta las fronteras del alma y del espíritu, y lo que hace es cortar, ya que nos duele cuando somos confrontados por ella. Luego se corta una ramita de la variedad a injertar, se le cortan las hojas, excepto la superior, evitando tocar con la mano el lugar de la unión. Esto nos habla de que el proceso del injerto de la palabra en nosotros no debe ser por medios humanos sino por el Espíritu.

Después de eso se introduce la estaquita en la herida que se le hizo a la rama uniendo los cortes de ambas plantas, para que la sabia del árbol alimente la ramita; de la misma forma, cuando nosotros somos injertados en el Señor, lo que nos debe alimentar es Su sangre. Seguidamente se debe amarrar la unión para que no se separe. Este amarre es figura de la misericordia de Dios por medio de la cual estamos unidos a Él y nos protege para que no seamos apartados de Su lado. Luego se debe mojar con agua limpia y se cubre con una bolsa de plástico transparente. El agua para nosotros es figura del Espíritu y la bolsita es la cobertura de los cinco ministerios que nos protegen.

Después de 15 a 20 días se puede retirar la bolsa porque ya la unión se ha realizado. Se deben esperar alrededor de 40 días para ver los nuevos brotes. Estos 40 días nos hablan de un tiempo de prueba antes de que demos frutos y de que debemos ser pacientes para soportarla y así ver nuestra fructificación, sabiendo que el desierto de la prueba no es nuestra habitación sino solo el camino para llegar a Canaán, la vida en abundancia.

La palabra “inmundicia” se traduce del original griego “Rhuparia” (G4507), que significa suciedad moralmente, y la palabra “malicia” proviene de la palabra “Kakia” (G2549), la cual significa depravación o malicia. De tales cosas el Señor nos demanda que nos apartemos para que sea implantada la palabra en nosotros.

Salmos 51:10 BMN Oh Dios, crea en mí un corazón puro, implanta en mis entrañas un espíritu nuevo;

Las entrañas nos hablan de lo mas interno de nuestro ser y es necesario que, a partir del momento en que somos salvos, en nuestras entrañas sea implantado lo que proviene de Dios, un espíritu nuevo.

Salmos 96:11-12 BMN que sonrían los campos con sus frutos, que griten de alegría los árboles del bosque delante del Señor, porque ya viene, porque viene para gobernar la tierra, para implantar en el mundo la justicia, y entre todos los pueblos la lealtad.

Sabemos que nosotros somos arboles de justicia y el fruto que daremos es la alegría, justo en estos momentos en que la venida del Señor está cercana y pronto está el día en que venga a gobernar junto con nosotros con justicia.

Malaquías 4:1 RVA “Porque he aquí viene el día ardiente como un horno, y todos los arrogantes y todos los que hacen maldad serán como paja. Aquel día que vendrá los quemará y no les dejará ni raíz ni rama, ha dicho Jehovah de los Ejércitos.

Debemos pedirle al Señor que toda maldad salga de nuestro corazón, porque el enemigo desea implantarla en nosotros, por medio de doctrinas de error y de demonios.

2 Pedro 2:7-8 BMN y libró al justo Lot, entristecido ante la conducta lujuriosa de aquellos hombres desenfrenados (ya que, viéndose obligado a habitar en medio de ellos, este justo sentía torturada su alma inocente día tras día a causa de las obras perversas que veía y oía…).

El Señor nos dice en Su palabra que Su venida sería como en los días de Noé y de Lot, y hoy vemos que en este tiempo el pecado es mayor que en Sodoma y Gomorra, de tal forma que si a esas ciudades les cayó fuego del cielo, ¿qué le espera a esta corrompida humanidad?, pero podemos descansar en que cuando eso suceda, nosotros estaremos con el Señor gozándonos en la patria celestial.

2 Pedro 2:9 BMN El Señor sabe librar a los piadosos de la tentación y reservar a los criminales para ser castigados el día del juicio,

Los que viven de espaldas a Dios tendrán que pasar por el periodo de gran tribulación, pero nosotros somos piadosos por lo que el Señor nos va a librar, aunque el enemigo quiera ponernos trampas para hacernos caer.

Salmos 97:9-11 BMN Los que amáis al Señor, detestad la injusticia; él guarda la vida de sus fieles, los libra de la mano de los opresores. La luz sale para los que practican la justicia y la alegría para los corazones rectos. Los que practicáis la justicia, alegraos en el Señor y bendecid su santa memoria.

Los que amamos al Señor debemos aborrecer la injusticia y dejar que la luz, que es Cristo, la palabra y la revelación nos ilumine, de tal forma que si tenemos un corazón recto, la alegría estará presente siempre, pero también debemos practicar la justicia y en este año de misericordia acordarnos del pobre y de las viudas.

Romanos 11:19-21 RVA Entonces dirás: “Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.” Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tú fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme; porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Debemos ser humildes y saber que es solo por la misericordia del Señor que fuimos injertados en Él.

Romanos 11:23 RVA Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.

Si un judío cree en el Señor, Él lo injertará también en ese árbol de vida, porque Su misericordia es grande.

Romanos 11:24 RVA Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo!

Debemos entender que es un milagro que estemos pegados en Cristo y tengamos vida, y solo la mano de Dios es capaz de injertarnos en el olivo verdadero, siendo nosotros olivos silvestres.

Salmos 52:8-9 BMN Mas yo, como un olivo verde en la casa de Dios, confío constantemente en la misericordia del Señor. Te estaré eternamente agradecido por todo lo que has hecho, proclamaré las bondades de tu nombre delante de tus fieles.

El olivo tiene la característica de que su vida está en la raíz, de tal forma que si lo cortan vuelve a brotar pues aunque esté en terreno pedregoso sigue produciendo aceite. Nosotros como olivos debemos confiar en la misericordia del Señor y vivir agradecidos por todas Sus bondades hacia nuestra vida y así produciremos el aceite de la unción que nos permitirá proclamar a todos las bondades del Señor.

Conclusiones: Nuestro Señor Jesucristo es el Árbol de la Vida y el hizo de nosotros árboles de justicia. Nos dio de su naturaleza Divina y cada dia el va creciendo en nosotros, a medida que recibimos el implante de la Doctrina poderosa y el poder del Bendito Espíritu Santo.

Jua 15:1  Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.

Jua 15:2  Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto.

Jua 15:3  Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.

Jua 15:4  Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.

Jua 15:5  Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.

Jua 15:6  Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.

Jua 15:7  Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.

Jua 15:8  En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos. LBLA.

 

Haroldo Herrera
Apóstol del Señor Jesucristo

 

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